El Día del Trabajador se remonta al siglo XIX. En aquella época las jornadas laborales eran mucho más longevas que las de ahora. Como mínimo, los trabajadores invertían 12 horas de su tiempo en laborar, pero había algunas que eran hasta de 18 horas. Los obreros, muy descontentos con la situación, decidieron ponerse en huelga y protestar. Por aquel entonces se hizo muy famoso el eslogan "ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio".

¡Nuestro mayor respeto a los Trabajadores, en su día!